
Ya no sé de que escribir, al igual que todos los valientes que llegamos a ver al Torreón, ya no sabría como ni a quien insultar porque ningún insulto en el amplísimo idioma castellano tendría alguna utilidad ante lo que vimos.
Valdivia pierde en su casa, jugando mal, contra un rival cuyo único mérito fue parar las líneas sin que choquen entre si, con un trío arbitral mediocre, con goles insólitos, con errores increíbles, pero lo principal, Valdivia pierde en su casa con su gente jugando horrible y a nada.
Que más pedirle a la vida supongo, este partido fue la viva encarnación de lo que fue el 2009, una tortura. Nadie pedía fútbol, solo ganar, como sea, este plantel quizás que manga de pecadores capitales sean porque me pregunto ¿cómo tanta mala suerte? como nada de suerte, como ni un error del rival, nada... queridos amigos y lectores del aguantecallecalle, sinceramente no sé como describir lo que fué este partido con un poquito de condescendencia, o por último sentir el agrado que me provocaba hacer esta crónica, porque sinceramente de lo que alguna vez tuvimos a principio de año, no quedó nada y jugamos peor que horrible, sin nada más que impulsos y pases sin intención, lentos y sin habilidad, como dijo Germán en el estadio, una tortura visual este torreón.
Increíble como se pagan los errores en la cancha, no hay rumbo ni liderazgo afuera, no hay rumbo ni ideas dentro. No quiero rescatar a nadie, ni sumarme a las loas a los 15 que quedaron para defender los colores, sinceramente creo que esta etapa tienen que borrarla si es que quieren seguir siendo futbolistas y en base a puro trabajo y entrenamiento, porque con lo que vimos los 300 de siempre en el estadio, recomiendo comenzar a estudiar seriamente.
Valdivia, ya descendido a la 4ª división, salta a jugar con un 4-4-2, solamente por conservar el honor deportivo frente a su gente, contra el otro peor equipo del campeonato, un Vial que solo sabía pararse en la cancha como cualquier bípedo pensante puede hacerlo y aplicar la máxima, espacio-tiempo de forma coherente. Tan coherente que finalizando los 45 minutos iniciales un pase en profundidad encuentra a la defensa albiroja mal parada y al delantero rival presumiblemente en off side, para que entraran 4, ¡si 4! jugadores rivales y decreten el 1 a 0. Así nos fuimos a las duchas, el hombre del megáfono daba la receta para salvarnos institucionalmente, los Valxlluvias se sentaron y reventaron todos los petardos que tenían, las tías de Pablito Leal se lamentaban, los cabros de la Pilmaiquen buscando explicaciones sobrenaturales a tamaña mala suerte, y uno ahí fumándose un cigarro pensando en que López, en que Soto, en que Salazar, en que el partido con Colchagua, en que la reunión de socios, en cualquier cosa menos en el fútbol y sinceramente lo único que se sentía en el estadio era la necesidad de que no se jugara más este partido, mal, horrible, pésimo, triste.
Vuelven los 22 jugadores y nuestro Torreón muestra el empuje de un agonizante contra un homicida fuerte y calculador, un tibio movimiento con una convicción depresiva de que si se puede torcer la historia, pero más que nada se hace por cumplir porque no se cree posible lograrlo. Y así se fueron 30 minutos, con un trajín nulo y algunas llegadas en ambos pórticos, un par de palos que nos salvaron, hasta que llega una falta fuera de área para que Pancho Muñoz, de flojísimo desempeño, se adelantara a medio mundo y cabeceara en 2 oportunidades para marcar el empate transitorio. 1 a 1 y una pequeña mueca parecida a una sonrisa brotó en nuestros rostros.
Luego del gol se notó un alza anímica importante en los dirigidos de Milanca, alza que no se veía recompensada en espacios, pues el Vial ultra pobló el mediocampo trabando cualquier intento de fútbol. Las pocas ocasiones claras fueron dilapidadas por un palidísimo Rulo Saavedra que en base a remates sin fuerza y al cuerpo se dedicó a recordarle al portero rival que estaba en Valdivia, en calle Pedro Montt con Errazuriz y que jugaba un partido de tercera división.
Y así llega la jugada que resume al Torreón modelo 2009, la trágica sucesión de acontecimientos hilvanados por hilos de condena tejidos quizás por que lógica macabra, pues de lo contrario no habría forma de que sucedan estas cosas, cosas increíbles que rayan en lo absurdo; como que al minuto 90 nuestro goleador y baluarte no pueda embocar una pelota a 10 centímetros del arco, sí, leyó bien, a 10 centímetros, pelota que recibe solo al segundo palo conectando de forma imperfecta cayéndose, en ese despeje del que hubiese significado el gol de triunfo para los nuestros, el Vial sale rápidamente por la banda izquierda, desplegándose por el campo en feroz contra ante un torreón jugado en ataque, la combinación genera una serie de rebotes en el área albiroja, finalmente un mediocampista remata al arco, salva Vejar y el rebote es conectado por un delantero rival, remate que logra salvar nuestro reserva más querido, ese jugador que siempre ponía empeño, pero que nunca se vio en titularidad o en posibilidad de demostrar que puede más, ¡el caté Carcad!, quien llega como un rayo, salta y le pone el pecho a un balón furibundo que se cuela en el arco de un Vejar vencido y una defensa cuyas piernas eran verdaderas raíces por lo estáticos, ahí con caté Carcad en el aire como un frontón humano de 165 centímetros suspendido en el tiempo, en ese minuto 91 del segundo tiempo un 27 de septiembre de 2009, todos pensamos que nos habíamos salvado, pues se veía fuera del arco, se veía legal y limpia su salvada heroica… pero Dios o el Diablo no quería que terminenos el año dignamente, pues el lineman poseído por el sadismo y la inmisericordia o quizás que sentimiento nefasto, corre hacia el medio campo y el arbitro valida la anotación.
¡A la cresta!.
Como diría el Coco Basile, ahora a llorar a la Iglesia. 2 a 1 y nadie lo entiende.
Acto seguido se acaba el partido, se acaba el sueño, comienzan las lágrimas en la cancha, en las gradas, en las butacas y luego de un conmovedor silencio, los aplausos bajan hidalgos para los muchachos, haciéndose del eco que retumbaba en todas nuestras almas tristes que vivimos una nueva derrota, pero aquí estamos, nadie se mueve del estadio, solo quedamos para aplaudirlos y mirarlos por quizás la última vez. Caté llora porque pudo ser un héroe, un pequeño grupo va a saludar a la barra, los demás a las duchas… ya nos enterraron y la presión de la tierra se siente de forma total, ¿seremos capaces de volver a sacar las palas y picotas para sacar al muerto, maquillarlo, hacerlo caminar y llenar de espanto a los rivales con sus victorias?, solo el tiempo lo dirá, por ahora y siendo precavido, solo quiero decir, GRACIAS TORREÓN POR LAS ALEGRÍAS QUE NOS DISTE, espero volver a escribir una crónica repleta de gloria, o simplemente esperamos volver a verte jugar y que los 11 que calentaban vestidos de blanco en la cancha lateral, sean los que recojan esta antorcha apagada y la lleven lejos donde merecemos.
Valdivia pierde en su casa, jugando mal, contra un rival cuyo único mérito fue parar las líneas sin que choquen entre si, con un trío arbitral mediocre, con goles insólitos, con errores increíbles, pero lo principal, Valdivia pierde en su casa con su gente jugando horrible y a nada.
Que más pedirle a la vida supongo, este partido fue la viva encarnación de lo que fue el 2009, una tortura. Nadie pedía fútbol, solo ganar, como sea, este plantel quizás que manga de pecadores capitales sean porque me pregunto ¿cómo tanta mala suerte? como nada de suerte, como ni un error del rival, nada... queridos amigos y lectores del aguantecallecalle, sinceramente no sé como describir lo que fué este partido con un poquito de condescendencia, o por último sentir el agrado que me provocaba hacer esta crónica, porque sinceramente de lo que alguna vez tuvimos a principio de año, no quedó nada y jugamos peor que horrible, sin nada más que impulsos y pases sin intención, lentos y sin habilidad, como dijo Germán en el estadio, una tortura visual este torreón.
Increíble como se pagan los errores en la cancha, no hay rumbo ni liderazgo afuera, no hay rumbo ni ideas dentro. No quiero rescatar a nadie, ni sumarme a las loas a los 15 que quedaron para defender los colores, sinceramente creo que esta etapa tienen que borrarla si es que quieren seguir siendo futbolistas y en base a puro trabajo y entrenamiento, porque con lo que vimos los 300 de siempre en el estadio, recomiendo comenzar a estudiar seriamente.
Valdivia, ya descendido a la 4ª división, salta a jugar con un 4-4-2, solamente por conservar el honor deportivo frente a su gente, contra el otro peor equipo del campeonato, un Vial que solo sabía pararse en la cancha como cualquier bípedo pensante puede hacerlo y aplicar la máxima, espacio-tiempo de forma coherente. Tan coherente que finalizando los 45 minutos iniciales un pase en profundidad encuentra a la defensa albiroja mal parada y al delantero rival presumiblemente en off side, para que entraran 4, ¡si 4! jugadores rivales y decreten el 1 a 0. Así nos fuimos a las duchas, el hombre del megáfono daba la receta para salvarnos institucionalmente, los Valxlluvias se sentaron y reventaron todos los petardos que tenían, las tías de Pablito Leal se lamentaban, los cabros de la Pilmaiquen buscando explicaciones sobrenaturales a tamaña mala suerte, y uno ahí fumándose un cigarro pensando en que López, en que Soto, en que Salazar, en que el partido con Colchagua, en que la reunión de socios, en cualquier cosa menos en el fútbol y sinceramente lo único que se sentía en el estadio era la necesidad de que no se jugara más este partido, mal, horrible, pésimo, triste.
Vuelven los 22 jugadores y nuestro Torreón muestra el empuje de un agonizante contra un homicida fuerte y calculador, un tibio movimiento con una convicción depresiva de que si se puede torcer la historia, pero más que nada se hace por cumplir porque no se cree posible lograrlo. Y así se fueron 30 minutos, con un trajín nulo y algunas llegadas en ambos pórticos, un par de palos que nos salvaron, hasta que llega una falta fuera de área para que Pancho Muñoz, de flojísimo desempeño, se adelantara a medio mundo y cabeceara en 2 oportunidades para marcar el empate transitorio. 1 a 1 y una pequeña mueca parecida a una sonrisa brotó en nuestros rostros.
Luego del gol se notó un alza anímica importante en los dirigidos de Milanca, alza que no se veía recompensada en espacios, pues el Vial ultra pobló el mediocampo trabando cualquier intento de fútbol. Las pocas ocasiones claras fueron dilapidadas por un palidísimo Rulo Saavedra que en base a remates sin fuerza y al cuerpo se dedicó a recordarle al portero rival que estaba en Valdivia, en calle Pedro Montt con Errazuriz y que jugaba un partido de tercera división.
Y así llega la jugada que resume al Torreón modelo 2009, la trágica sucesión de acontecimientos hilvanados por hilos de condena tejidos quizás por que lógica macabra, pues de lo contrario no habría forma de que sucedan estas cosas, cosas increíbles que rayan en lo absurdo; como que al minuto 90 nuestro goleador y baluarte no pueda embocar una pelota a 10 centímetros del arco, sí, leyó bien, a 10 centímetros, pelota que recibe solo al segundo palo conectando de forma imperfecta cayéndose, en ese despeje del que hubiese significado el gol de triunfo para los nuestros, el Vial sale rápidamente por la banda izquierda, desplegándose por el campo en feroz contra ante un torreón jugado en ataque, la combinación genera una serie de rebotes en el área albiroja, finalmente un mediocampista remata al arco, salva Vejar y el rebote es conectado por un delantero rival, remate que logra salvar nuestro reserva más querido, ese jugador que siempre ponía empeño, pero que nunca se vio en titularidad o en posibilidad de demostrar que puede más, ¡el caté Carcad!, quien llega como un rayo, salta y le pone el pecho a un balón furibundo que se cuela en el arco de un Vejar vencido y una defensa cuyas piernas eran verdaderas raíces por lo estáticos, ahí con caté Carcad en el aire como un frontón humano de 165 centímetros suspendido en el tiempo, en ese minuto 91 del segundo tiempo un 27 de septiembre de 2009, todos pensamos que nos habíamos salvado, pues se veía fuera del arco, se veía legal y limpia su salvada heroica… pero Dios o el Diablo no quería que terminenos el año dignamente, pues el lineman poseído por el sadismo y la inmisericordia o quizás que sentimiento nefasto, corre hacia el medio campo y el arbitro valida la anotación.
¡A la cresta!.
Como diría el Coco Basile, ahora a llorar a la Iglesia. 2 a 1 y nadie lo entiende.
Acto seguido se acaba el partido, se acaba el sueño, comienzan las lágrimas en la cancha, en las gradas, en las butacas y luego de un conmovedor silencio, los aplausos bajan hidalgos para los muchachos, haciéndose del eco que retumbaba en todas nuestras almas tristes que vivimos una nueva derrota, pero aquí estamos, nadie se mueve del estadio, solo quedamos para aplaudirlos y mirarlos por quizás la última vez. Caté llora porque pudo ser un héroe, un pequeño grupo va a saludar a la barra, los demás a las duchas… ya nos enterraron y la presión de la tierra se siente de forma total, ¿seremos capaces de volver a sacar las palas y picotas para sacar al muerto, maquillarlo, hacerlo caminar y llenar de espanto a los rivales con sus victorias?, solo el tiempo lo dirá, por ahora y siendo precavido, solo quiero decir, GRACIAS TORREÓN POR LAS ALEGRÍAS QUE NOS DISTE, espero volver a escribir una crónica repleta de gloria, o simplemente esperamos volver a verte jugar y que los 11 que calentaban vestidos de blanco en la cancha lateral, sean los que recojan esta antorcha apagada y la lleven lejos donde merecemos.
por Jorge.